viernes, 2 de mayo de 2014

No quiero saber cómo me echas de menos, ni cuánto te esfuerzas en sonreír para que no se te note mi ausencia. No me importa que no tengas manera humana de llenar los vacíos que dejé al irme, ni que aparezca mi imagen en tu cabeza cada vez que cierras los ojos para intentar dormir.
Me da igual seguir siendo el motivo de tu insomnio y que todos tus desconsuelos lleven mi nombre. 
Por primera vez en mi vida, el daño ajeno que pueda estar causando me es totalmente indiferente. 
Es fácil saber el motivo, esta vez yo no lo elegí, yo intenté quedarme pero tú insististe en desterrarme. Así que ahora, vive tu exilio como puedas.